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'Ahora mismo lo que tengo son muchas ganas de aprender, de leer a otras personas y de escribir más'

  • Foto del escritor: Lorena Hurtado
    Lorena Hurtado
  • 24 nov 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 nov 2019


María Belén Milla Altabás, autora de los libros de poesía Archipiélago y Amplitud del mito


Tu voz es una de las más relevantes hoy en día en el panorama poético peruano. ¿Qué recepción crees que está teniendo la poesía? ¿Qué piensas respecto a la influencia femenina y de voces jóvenes en este y otros géneros literarios?

Lo que viene ocurriendo con la poesía peruana actual es algo fabuloso, siempre ha tenido alcance en grupos reducidos, sin embargo, en los últimos años se puede notar un aumento importante de lectores y escritores de poesías.

Aunque, es verdad que nada de esto es suficiente cuando se habla de la literatura escrita por mujeres. Se pasa por alto el trabajo brillante de muchas jóvenes escritoras, aunque también considero necesario resaltar que en el área artística no sólo sucede en la poesía. Es un problema que atraviesa las artes plásticas, musicales, contemporáneas.

Tu primer poemario, Archipiélago, vio la luz en Perú en 2016. Le siguió Amplitud del mito, publicado en mayo de 2018 ¿Cuándo, o cómo empezaste a escribir? ¿Cómo describirías estas experiencias?

El proceso de Archipiélago fue casi un trabajo de artesanía, y en el que todo era prácticamente improvisado. Fue estresante y bastante caótico, pero también un aprendizaje importantísimo y una vivencia preciosa. Trabajar en Amplitud del mito hubiese sido completamente diferente si no tuviese esa experiencia previa de autoeditar, de enfrentarme a todos los engranajes internos de la creación de un poemario.

Me encantaría poder decir, como algunos, que escribo poesía desde que era niña, que siempre supe que la literatura era lo mío, pero realmente me demoré muchos años en tomarme en serio la literatura.

La verdad es que no sé bien qué fue lo primero que escribí. No lo recuerdo. Sé cuándo: el momento en que leí a César Vallejo. Algo en mí se quebró terriblemente, y supongo que desde entonces solo trato de volver a ese atroz, pero a la vez bello lugar que es la poesía.

Archipiélago y Amplitud del mito fueron mis primeros intentos. El día que logre escribir un poema que rompa algo dentro de alguien, sabré que nada de esto ha sido en vano.

En este último poemario tratas temas como el amor, la introspección, la muerte, la existencia, la memoria. ¿De dónde nacen estos temas?


Son temas que me preocupan mucho. Como supongo que le ocurre a todo sujeto cuando se piensa a sí mismo y da un paso fuera de la realidad. Creo que la pregunta por el sentido de las cosas y el fracaso como respuesta son las dos caras del libro. Es un gran esfuerzo por estudiarme a mí misma.

Si nos sumergimos en la lectura de tu última obra, encontramos una división en tres partes: Manifestación amatoria del mito, Acerca de la extensión mítica y Archivo de mitos ascendentes. ¿Cómo fue el proceso creativo? ¿Planteaste el poemario como un conjunto desde el principio o lo fuiste armando poco a poco?

Tenía una idea clara del conjunto, pero debo confesar que la estructura siempre es lo que más me cuesta. Fue un trabajo duro, sobretodo porque no quería forzar un orden, sino encontrar su mecanismo en el que se vea armonioso. Creo que quedó bastante bien. La primera parte, Manifestación amatoria del mito, tiene dos grandes líneas: el amor y la reflexión en torno al lenguaje. La segunda, Acerca de la extensión mítica, es la parte más ecléctica del conjunto. Aborda temas que van desde el arte poética hasta la enfermedad y la muerte. La última sección, Archivo de mitos ascendentes, es la más íntima del libro, y la que dialoga de manera directa con la muerte. Está enteramente dedicada a diferentes antepasados míos.


Llevas en España ya unos meses y, a pesar de ser países hermandados por una misma lengua, las diferencias entre ambos son notables. ¿Fue muy grande el choque cultural? ¿La experiencia de vivir lejos de casa te está abriendo a nuevos proyectos literarios?


La verdad es que pensé que sería mucho más duro adaptarme a la nueva vida en España. Había venido antes, pero de turista, que es abismalmente distinto. Esta vez vine como estudiante. En los pocos meses que llevo viviendo en Madrid he sentido un cambio radical, tanto en el ámbito académico como en el personal. Estar aquí es un reto fascinante. Y todo ello se vuelca al papel.


Cuánto queda por ver de ti en el panorama poético? ¿Estás trabajando en algún otro proyecto literario actualmente?


Nunca dejo de escribir. Lo hago poco a poco, pero constantemente. Ahora mismo lo que tengo son muchas ganas de aprender, de leer a otras personas y de escribir más y mejor.

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María Belén Milla Altabás



 
 
 

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